Tal como expresa la canción que se escucha el domingo de Resurrección en Almazul
Oh que
mañana tan bella
pascua de Resurrección
hasta el sol ha madrugado
por ver el hijo de Dios
Calor a las 12,30 horas, cuando ha empezado la procesión de la iglesia a la ermita de la Soledad.
Cielo despejado y sin nubes en el horizonte.
Cada vez en los pueblos sorianos hay menos gente, pero se mantiene la devoción y el sentimiento.
Son celebraciones religiosas muy modestas; sin embargo, se continúa con la tradición de nuestros antepasados.
A pesar de que hubo un pequeño brote de Covid en Almazul, se mantuvo la distancia social entre todos con sus mascarillas respectivas. En todo momento estuvieron abiertas las grandes puertas de la iglesia para que hubiera ventilación.
Se quitó el luto a la virgen del Rosario como es costumbre. Previamente, se rindió homenaje a la virgen del de la Soledad con la típica Salve Regina.
El viernes Santo, me comentaba Justo que, con 80 años, era su último año que llevaba el banzo de la Virgen de la Soledad.
Desde 1960, cuando tenía 18 años fue su primer año que llevaba la Virgen desde la iglesia a la ermita.
Y así lo ha estado haciendo cada 4 años hasta la actualidad, el último año hubiera sido el 2020, pero debido a la pandemia se pospuso para el 2022.
La buena salud le ha permitido a Justo llevar el banzo de la Virgen durante 62 años. Aunque materialmente pesa la peana, espirutualmente es como si levitara en el aire.
Me contaba Justo con lágrimas en los ojos y emoción que era su último año, los años pesan pero el sentimiento permanece.
Es un ejemplo claro de lo que sienten los almazuleños en estos días de Semana Santa, que es díficil de expresar y fácil de sentir.
Lo modesto y sencillo puede convertirse en glorioso.
Justo llevó el banzo sin descanso alguno desde la iglesia al calvario. Solamente fue relevado para colocarlo en el calvario. Y después prosiguió su camino hasta la ermita. Es lo que tiene tener voluntad, coraje y creer.