Entre la marabunta de datos de la pandemia, la vida transcurre como un río que no se detiene, que avanza y avanza.
De repente la época navideña llegó, estamos ya en Adviento.
Las luces navideñas están puestas ya.
La plaza se encuentra vacía de personas y y a la vez llena de silencio, es extraña la sensación, pero muy placentera y bucólica.
Solamente se oye el agua corretear que sale de los caños. Es el único ruido que da algo de vida a la soledad de la plaza.
El agua de los 10 caños van directamente al río Henar, que sigue avanzando y avanzando.
Aunque no haya nada y nos hayamos ido, el río permanecerá y avanzará y avanzará. Sobreviviremos.
En cuanto a las medidas de la Comunidad de Castilla y León fija la posibilidad de moverse, pese al cierre perimetral del 23 al 26 de diciembre, del 30 de diciembre al 2 de enero y el 5 y 6 de enero.
Ahora no sabemos quien es el allegado, el vecino del 5ª, el novio de la sobrina, o el tío Pepe, que no es el tío ni se llama Pepe, que es el José María.
El que no es allegado es un rey, en Almazul, una mala jugada de las luces, con dos nos sobran. Tanto monta uno como el otro. Melchor para otro año.
A veces nos quedamos sin palabras, y nos quedamos sin qué decir.
Pero como dicen este año en el balcón de Almazul, Felices Fie, que el "stás" será para el próximo año. Estamos ya con los recortes.