Todas las estaciones traen sus colores y sus cambios. Todas ellas son épocas mágicas y con muchos contrastes, los cuales dan colorido al paisaje rural dándole parte de su esencia.
Durante el otoño traen la caída de hojas, los días son más cortos y la tierra reposa.
Son paisajes silenciosos y callados pero, sin embargo, nos dicen muchas cosas. Es como si nos hablarán.
Nos evocan recuerdos de nuestra infancia que nos hacen soñar y pensar. Aunque la pandemia nos impida volver a las raíces, un simple paisaje de nuestro lugar de origen nos hace refrescar variopintas experiencias.
Nos preguntamos muchas veces qué tendrá el pueblo que nos hace volver. Quizás sea porque nos hace estar a gusto con nuestra gente, o puede que sea que esperamos volver a ver a personas que se marcharon de este mundo, y creemos que simplemente yendo al pueblo las volveremos a ver. Y nos intentamos engañar a nosotros mismos, ya que vamos con la esperanza de volverlas a ver y realmente no las vemos. Sabemos que ellas no volverán, pero siempre nos quedará su recuerdo y enseñanzas, y su legado se seguirá manteniendo.
Mientras tanto, disfrutaremos de los paisajes ocres y amarillos, vistosos y preciosos.
También están los tractores que le van dando color al campo y se funden en su paisaje. Es una suerte los agricultores que tienen la oficina más bonita del mundo, y se unen con la naturaleza para formar un único ser.
Aunque la gente piense que el campo está hibernando, no es del todo cierto. Los agricultores pasan un tiempo convulso con el trasiego de labores agrícolas que tienen que realizar, como es preparar la tierra, como puede ser labrar, pasar el chissel, abonar, sembrar...
Y la propia naturaleza también sigue su camino para prepararse para el duro invierno. O por contra, salen las ansiadas setas, pero esta vez con los recolectadores mirándolas desde la barrera, ya que están confinados en casa sin poder traspasar la invisible frontera que marcan los políticos. ¿Qué hubiera pasado si Soria hubiera pertenecido a Aragón en vez de a Castilla y León?.... Ay Moncayo traidor que haces pobre a Castilla y rico a Aragón.
Gracias a Flor por las fotografías y Agustín por la foto del Costanazo que nos acercan de otra forma a Almazul. Otra pequeña anécdota y quizás alguien me lo rebata, posiblemente sea la última persona en subir al Costanazo en tractor hasta arriba. Y mi hija posiblemente sea la más joven en subir arriba del todo (con 13 meses, no lo volvería hacer, el inconsciente y mal padre, se arrepiente, y eso que fue maravilloso). Eso sí, totalmente recomendable por las magnificas vistas y la majestuosa fauna y flora (hay flores que no había visto en mi vida) que tenemos al lado de Almazul y que puede que ni siquiera haya en la zona de dicha flora. Un micro clima en un pequeño terreno a lo largo de la Sierra del Costanazo, que merece la pena visitarlo.
Realmente tenemos pequeños paraísos cerca, pero no nos damos cuenta. A veces no hay que irse tan lejos, ya que el paraíso está más cerca de lo que pensamos. El paraíso eres tú, y te tenía tan cerca...
Por el Costanazo hace unos años, el paisaje apenas cambia.