Calor controlado por el día y frío de baja intensidad por la noche.
Mucha gente disfrutó de este buen tiempo para acercarse a los cementerios (sobre todo el nuevo, al viejo hasta hace poco todavía había gente que depositaba flores en las tumbas).
Durante el sábado el cementerio aparecía bullicioso de personas limpiando las tumbas.
Almazul lleno de costumbres, realizan lo mismo que hace cientos de miles de años, cuando aquel hombre prehistórico deposito flores por primera vez en la historia de la humidad a un ser querido ya fallecido.
Todavía se mantiene ese bonita costumbre de un especial recuerdo por los antepasados, y las flores se convierte en algo simbólico.
En la actualidad ya son pocos los jóvenes que tienen está costumbre.
Comentabamos "in situ", de quién nos trará flores cuando hayamos muerto, seguramente, nadie respodimos.
Después de 7 lustros, compruebo que el día de Todos los Santos se mantiene con un tiempo fabuloso, de ello da cuenta el día de Fieles Difuntos (siguiente día) que llovío 34 litros.
Fecha crítica, donde vivos y muertes se dan la mano, donde los recuerdos se refuerzan y hace entrever que ambos mundos no están tan separados como parece.
Te hace replantear cuando te felicitan los años entre tumba y tumba que lo que nos deparará la vida.
Pero hay que recordar que también hay vida ANTES de la muerte.
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