Dios aprieta pero no ahoga. A pesar de las tempestades, se compensa con las buenas caras y buenos gestos de la gente de alrededor, sobretodo de Almazul
Toda la vida el almazuleño se caracteriza por ser luchador y taciturno, no se queja, se adapta a cualquier condición. Aguanta el frío, la soledad, la indiferencia, el silencio de los políticos... pero ahí permanece.
Será cabezón, el de Almazul, pero ahí se mantiene; en la guerra como en la realidad es una continua lucha. Como dice mi padre, hay que poner la capa según viene el aire. Y ahí estamos.
Ah, gracias por estos días a la gente que se acordaba, por su palabras y pensamientos y las muestras de cariño.
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