Almazul está de luto otra vez. En estas últimas semanas, nos han dejado varios vecinos.
El 19 de noviembre, ha fallecido la vecina almazuleña Felisa López Vargas.
El próximo 5 de diciembre hubiera hecho 92 años.
Fue incinerada y sus cenizas serán depositadas en Almazul, lugar al que tanto amó y del que conocía muy bien su historia y sus alrededores.
Se puede decir que era una de las personas que más sabían sobre anécdotas, curiosidades y costumbres del pueblo. Realmente era una biblioteca andante.
Sentía un gran orgullo por su procedencia y su trabajo. Sus padres y tíos traían pimientos de Navarra y por eso les decían "los chileros", así que ella era "la chilera".
Continuamente estaba leyendo libros y cancioneros sobre Soria. Seguramente sería la última persona en poder recitar las aldabas que se cantaban en Almazul.
Como singularidad, cuando se juntaban a jugar a las cartas con las mujeres en la calle Real, Felisa tenía una forma única de contar los tantos. Los mortales contamos las cartas pasando de una en una en una para saber la puntuación total, pues Felisa, simplemente en un toque de mano y en centésimas de segundo, sabía la puntuación sin equivocación alguna. ¡Me rió yo de la Inteligencia Artificial!
Hoy ya descansa en paz. La calle Real se nos queda más sola.